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Animus Jocandi grita un ¡ Viva el rey!
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Por fin conocemos el próximo destino colegial de la princesa Leonor: un castillo medieval en Gales que nada tiene que envidiar al Hogwarts de Harry Potter. Antiguas alumnas del exclusivo internado UWC Atlantic College de Gales, en el Reino Unido (miembro del movimiento Colegios del Mundo Unido) lo consideran hippy. Su objetivo es formar personas empáticas que lideren con el objetivo de conseguir la paz en el mundo.
Por fin sabemos el lugar que marcará la nueva vida de Leonor de Borbón, el destino de sus primeros pasos hacia la edad adulta de la primera en la línea de sucesión al trono español ocupa ahora su padre, Felipe VI, con todo lo que eso conlleva: construir un criterio, elegir una dirección (dentro de sus limitaciones como heredera al trono), estrenarse en el amor y, seguramente, cortarse el pelo.
No podemos evitar leer en la elección de los Reyes, el internadoUWC Atlantic College de Gales, miembro del movimiento Colegios del Mundo Unido, la infatigable voluntad de Letizia por instalar a sus hijas lo más cerca posible del mundo real: podía haber elegido un colegio súper elitista en el que se le inculcaran los derechos y deberes del privilegio real entre estudiantes igualmente privilegiados (como el Lakefield College canadiense en el que estudió el Rey). Sin embargo, envía a su hija a un colegio que llaman el «Howgarts para hippies».
El internado se llama UWC Atlantic College, pertenece al movimiento Colegios de Un Mundo Unido, está a 26 kilómetros de Cardiff (la capital de Gales) e imparte el Bachillerato Internacional a 350 alumnos de entre 15 y 19 años de hasta 80 nacionalidades. incide en el encuentro de jóvenes de todas las nacionalidades y extracciones sociales, con una fuerte vocación por la justicia medioambiental y social. Su conexión con el Hogwarts de Harry Potter es inevitable: el colegio se instala en el castillo de St. Donat’s, una romántica edificación de vieja piedra al pie de un acantilado, con una decoración de película, fiel al sobrio estilo medieval de su arquitectura. Fue propiedad en los años 30 del magnate de la prensa Williams Randolph Hearst, quien lo rehabilitó para invitar a sus fiestas a John F. Kennedy, Frank Sinatra o Clark Gable, pero también sirvió de modelo pictórico al maestro británico J. M. W. Turner.
El dramaturgo George Bernard Shaw, invitado al castillo, dijo de él que “lo hubiera construido el mismo Dios si hubiera tenido dinero”. En su nueva etapa como colegio internacional ya entrados los años 60, fue definido por una antigua estudiante como «un Hogwarts para hippies», no solo por sus clases de tai chi o su menús veganos, sino por su objetivo de crear personas “empáticas, que aspiren a la paz mundial y a contribuir positivamente a transformar el mundo”.
Lo más característico del colegio en todas sus sedes (17 en todo el mundo) es su diversidad: más de la mitad de los alumnos son becados, con un número indeterminado de refugiados incluidos. Estos deben ser pertrechados con todo lo que un estudiante de primer nivel puede necesitar: desde un móvil o dinero de bolsillo (que suelen enviar a sus familias) hasta un ropero adecuado para Gales. Como contrapartida, los estudiantes procedentes de familias con posibles reciben instrucciones para no caer en la ostentación (nada de presumir de portátiles nuevos).