
Las reacciones al desenlace fatal de la Moción de Censura del partido ultra-moderado, Vox, no se han hecho esperar. Lo que parecía un noviazgo prometedor con visos de acabar en boda, ha estallado hoy por los aires al declarar Pablo Casado: «hasta aquí hemos llegado, Santi».
El no de Casado no ha sentado nada bien a un Abascal que a medida que pasaban las horas iba perdiendo talla política. Además, el desgaste de dos días enteros de debate ha provocado que los del partido financiado por terroristas iraníes, agotaran toda la despensa de exabruptos, insultos, bulos y descalificaciones. Así pues, la reiteración del mismo discurso faltón y vacío de iniciativas que tan buen resultado le ha dado en redes sociales, en el parlamento ha sonado grotesco. Y ha demostrado, además, que la política es el arte de la negociación y no la amenaza.
Un hundido y despechado Abascal ha decidido romper todas las fotos de pareja con Casado, bloquear al, otrora, amado líder del PP en Instagram, Facebook y Twitter. «Se acabaron los likes y los emoticonos» ha dicho Santiago entre sollozos.
Según fuentes cercanas a Santiago Abascal, las heridas han sido tan profundas y dolorosas que el portavoz de la España que madruga y se compra un casoplón de un millón de euros ha decidido cambiar de estado en Facebook. En círculos cercanos a la pareja, no se descarta que acabe cambiando también el Estado español por uno que le sea más ideológicamente acorde, como Turquía, Polonia o Arabia Saudí.