
Miembros del tribunal que juzgó el procés y que probablemente tendrán que juzgar al emérito si al final se le juzga en España, finalizan el acto de entrega de despachos en Barcelona con gritos de Viva el Rey.
Que la justicia está politizada ya lo sabemos, que hay muy poca independencia judicial también. Pero que no haya ni siquiera un poco de disimulo o de decoro nos parece excesivo.
La culpa al final del gobierno, por no dejar politizar este acto como Dios manda. Porque claro, cuando el Rey va a un acto a Catalunya es un acto sin ningún carácter político.